Tres pasiones. Para lo que he vivido (Bertrand Russell)

Para lo que he vivido

Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Bertrand Russell

3/3/22

NO A LA GUERRA (Sobre la paz perpetua) Inmanuel Kant








    Hace 71 días comenzó la invasión de Rusia a Ucrania. Otra guerra más en el siglo XXI. Todavía hay países en los que los conflictos se siguen resolviendo matando y muriendo de forma absurda: Siria, Afganistán, Yemen, Etiopía, Palestina e Israel, Myanmar, Libia, Níger, Colombia...  mantienen a sus ciudadanos en un estado de terror, de incertidumbre y de indefensión permanente. Suprimen derechos y libertades apelando a motivos tan irracionales  como los intereses comerciales, geopolíticos, ideológicos, religiosos sin que la Comunidad Internacional pueda impedirlos. Los amos del mundo deciden, la industria armamentística se beneficia y como siempre pierden todos los seres humanos.

 



"Puede dejarse a un lado la cuestión de si esta satírica inscripción, escrita en el rótulo de una posada holandesa en el que había dibujado un cementerio, interesa a los hombres en general, o a los jefes de Estado en particular, que no llegan nunca a estar hartos de la guerra, o exclusivamente a los filósofos, que anhelan ese dulce sueño." 

    En 1795 Inmanuel Kant escribió un opúsculo titulado "La paz perpetua", haciendo referencia  al  cartel de una posada holandesa, así bautizada, en la que aparecía un cementerio.  Al parecer, el único sitio donde los hombres pueden estar en paz permanente. La intención de Kant era  encontrar la forma en la que todos los países pudieran resolver sus conflictos mediante el diálogo. Entre sus propuestas el filósofo alemán consideraba necesario que  : 


  1. "Ningún tratado de paz –secreto– en el cual esté tácitamente reservado un asunto para una guerra futura será valido".
  2. "Ningún estado independiente, grande o pequeño, será cedido a otro estado por medio de herencia, intercambio, compra o donación".
  3. "Los Ejércitos permanentes  –lat. miles perpetuus– deberán desaparecer por completo con el tiempo".
  4. "La deuda nacional no deberá ser contraída con el fin de ocasionar tensiones entre estados".
  5. "Ningún estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución o el gobierno de otro estado".
  6. "Ningún estado debe, durante la guerra con otro Estado, permitir tales actos de hostilidad los cuales hagan que se vuelva imposible la confianza mutua en la paz futura, como: el empleo de asesinos (lat. percussores), envenenadores (lat. venefici), el quebrantamiento de las capitulaciones, y el incitamiento a la traición (lat. perduellio) del estado enemigo".

       En la segunda parte de la obra establece los tres artículos definitivos para que se de una paz perpetua entre Estados:

1. Todo Estado debe tener una Constitución republicana fundamentada en el Principio de Libertad de cada miembro de la sociedad.  El principio de dependencia de todos a una Legislación común. El principio de igualdad de todos los ciudadanos. Nace así el concepto de Estado de Derecho.
2. El derecho de gentes, que regule las relaciones entre las naciones en una federación de Estados libres. Aboga por un Derecho Internacional que regule y resuelva de forma pacífica los conflictos.
3. El derecho de ciudadanía mundial. Hay que asegurarse de que cualquier persona en cualquier Estado no reciba nunca un trato hostil. Kant recupera el ideal cosmopolita de los estoicos que define al ser humano como ciudadano del mundo.  Más allá de cualquier bandera y nación se debe evitar toda discriminación y consecuente supresión de libertades y derechos civiles y políticos . Kant sigue con entusiasmo la Revolución francesa de 1789 y la Declaración del los Derechos del ciudadano. El concepto ético de dignidad, a la que apela este filósofo, es el fundamento de las Constituciones actuales y el de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948.

    Kant confiaba en la superación de esta etapa cruenta en la historia de la humanidad y el advenimiento de un nuevo orden mundial donde las naciones, aunque fuera por razones comerciales, buscando el beneficio económico, mantuvieran esta deseable paz perpetua. Para esto es necesario seguir las reflexiones de los filósofos sobre la paz y sobre todo recuperar el vínculo entre la ética y la política. Los valores y principios éticos deben ser el fundamento y el comienzo en cualquier relación entre ciudadanos y naciones.